Ana Pérez Bryan Diario SUR Publicado el 17/04/2014 http://www.diariosur.es/v/20140417/cultura/aventura-empieza-puerta-cole-20140417.html La aventura empieza en la puerta del cole
17.04.14 - 01:16 -
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La novela, a la venta desde hoy, rescata a Fede y los suyos, los protagonistas que le abrieron la puerta del género con gran éxito de público y crítica
El escritor malagueño Pablo Aranda mantiene su apuesta por el público infantil en 'El colegio más raro del mundo'
EL LIBRO
Título. 'El colegio más raro del mundo'. Editorial Anaya, colección Sopa de Libros. Para niños a partir de 8 años. 184 páginas. 8,40 euros. A la venta desde hoy.
El autor . Pablo Aranda (Málaga, 1968) firma su segunda novela infantil tras 'Fede quiere ser pirata', con la que ganó el Premio Ciudad de Málaga de Literatura Infantil en 2011. Ambos títulos están ilustrados por Esther Gómez Madrid.

Imagine la escena. Si es padre de niños pequeños no le resultará complicado: ¿qué ocurriría si el colegio en el que estudian sus hijos decidiera que el sistema de recogida de alumnos se regirá por riguroso orden de salida en lugar por el habitual -y por otra parte lógico- de que cada padre recoja a su pequeño? Sí, ha leído bien. El primer padre que llegue a la puerta del cole, ese espacio cotidiano asimilable a un complejo ecosistema en el que el más fuerte es el que más cerca aparca, se lleva a casa al primer niño que cruce el umbral del centro. Y no hay más que hablar. El viernes podrá recoger a su hijo para disfrutar con él del fin de semana, pero de lunes a jueves tendrá que comprometerse a cuidar, entretener, enseñar, bañar, alimentar y llevar de nuevo al cole a la mañana siguiente al pequeño que le toque en suerte en este singular y nuevo orden académico. Para los adultos puede parecer una locura, pero seguro que para los niños se convertiría en una aventura «inolvidable». El escritor Pablo Aranda (Málaga, 1968) está convencido de que los niños, además, «aprenderían muchísimo». Él mismo ideó este «método revolucionario» en uno de esos tiempos muertos a la puerta de la escuela a la que acude a diario para recoger a sus hijos, de 5 y 7 años, y decidió convertir este argumento descabellado y mágico en carne de libro.

El resultado es 'El colegio más raro del mundo' (Anaya), un título que sale hoy jueves a la venta y que devuelve al autor a ese terreno literario, el infantil, que tantas satisfacciones personales y profesionales le ha reportado. No en vano, la nueva aventura que propone Pablo Aranda a lo largo de 184 páginas está concebida como la continuación de la novela para niños 'Fede quiere ser pirata', publicada por la misma editorial y con la que ganó la segunda edición del Premio Ciudad de Málaga de Literatura Infantil en 2011 y el favor del público y la crítica.

Ahora, Fede, Marga y Sergio, los protagonistas de aquella historia sobre piratas, patas de palo y territorios mágicos a los que viajar han crecido y cambian la Escuela Infantil por Primaria. «Tienen entre ocho y nueve años y van a una escuela muy especial que se llama TELE: Tecno Escuelas de Lenguas Extranjeras», avanza el autor malagueño, convertido ya en una referencia en los lineales de las librerías que invitan a leer a los más pequeños, en este caso a partir de ocho años. Curtido sin embargo en los títulos para adultos -suyas son las novelas 'La otra ciudad', 'Desprendimiento de rutina', 'El orden improbable', 'Ucrania' y 'Los soldados'-, Aranda ha encontrado en el público infantil una nueva (y casi inagotable) fuente de inspiración. En primer lugar porque es padre de tres hijos que le han descubierto una nueva forma de ver y describir el mundo que le rodea, y después porque «construir historias para ellos me encanta». «Y me divierte mucho», añade el escritor, convencido de que una de las condiciones indispensables para «llegar al público» es «disfrutar con lo que haces». En esta nueva entrega, Pablo Aranda vuelve a dibujar un mosaico de historias que desprenden «energía positiva». Ésa es su marca personal. En sus libros no hay malos. Y tampoco lecciones ni moralejas, una opción de agradecer porque ayuda al niño a sacar sus propias conclusiones en cuestiones fundamentales como la convivencia, la educación multirracial, la solidaridad o el compañerismo.

Cada día en una casa

En este sentido, 'El colegio más raro del mundo' se convierte para los más pequeños de la casa en un estimulante viaje de la mano de Fede y los suyos, que gracias a esa rocambolesca norma de su escuela tendrán que dormir cada noche en un hogar diferente. En el relato aparecen los diferentes modelos de familia y las formas de organizar la rutina que tienen cada una de ellas, y todo ello aderezado con ese sentido del humor tan fino y eficaz que maneja Pablo Aranda en los libros (y fuera de ellos). «Hay por ejemplo una familia de origen marroquí cuyo padre tiene una frutería y al que una de las madres aprovecha para encargarle cuatro kilos de naranjas cuando su hijo va a su casa, u otra que sólo tiene niñas y que le coloca un pijama de princesas a otro de los protagonistas...», enumera el autor, cuya historia obvia los juicios de valor sobre las circunstancias personales de cada familia y se centra, sin embargo, en sacar el lado más divertido de cada una de ellas.

Ilustrado de nuevo por Esther Gómez Madrid, con la que ya colaboró Aranda en la primera aventura pirata de Fede, 'El colegio más raro del mundo' ya tiene las dos primeras 'críticas autorizadas' antes del estreno de boca de los dos hijos pequeños de Aranda. «¡Les ha gustado mucho!», celebra el escritor con una enorme sonrisa. A la mayor, que tiene 15 años, le ha dado en cambio parte del borrador de la novela juvenil en la que ahora anda enfrascado, una historia destinada a jóvenes de entre 15 y 16 ambientada también en el ámbito escolar y en una etapa, la adolescencia, dominada por el cambio. «El lenguaje es completamente diferente», observa Aranda, metido ahora de lleno en «traducir las conversaciones de whatsap con las que se comunican», bromea. El otro lenguaje, el de los mayores, tampoco lo olvida el autor; de hecho ya tiene lista una novela que sigue la estela de 'Los soldados' y a la que sólo le faltan las correcciones. «El texto está reposando», admite con un guiño el escritor, que al menos por el momento prefiere seguir tirando de las historias cotidianas que regalan, por ejemplo, las esperas a la puerta de un colegio. Y que dan para mucho.
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