Pablo y sus cuadernos

Arthur Koestler en Málaga. Fred Uhlman en Koestler (y en mí). 0 comentarios
04/05/2017

En julio de 2015 aproveché un viaje con la family a la Selva Negra para empezar a leer un libro que había comprado hacía tiempo, “Reencuentro”, de Fred Uhlman, pues sabía que parte de la historia se desarrolla en la Selva Negra, que es verde. Terminé de leerlo el 21 de julio de 2015, al día siguiente de haberlo empezado, sin que eso signifique que desatendiera a la familia, a la que casi convenzo para desviarnos doscientos kilómetros y visitar la casa de Herman Hesse, pero antes me convenció la familia a mí de que nos desviásemos sólo quince y bañarnos en el Rihn, algo que hicimos, aunque los ríos caudalosos me dan todavía más miedo que el caudaloso mar. Pero quería hablar del libro. Corto, fácil, melancólico y profundo. Una joya. O no, no hablar del libro, que recomiendo, sino alrededor del libro. Desviémonos unos kilómetros.
“Reencuentro” se inicia con un prólogo del escritor Arthur Koestler, quien confiesa que sólo conocía a Fred Uhlman como pintor, y que leyó “Reencuentro” casi por casualidad, y quedó tan asombrado que le escribió a Uhlman. El británico Koestler nació en Hungría en una familia de habla alemana, por eso en sus primeras obras alterna el húngaro y el alemán. Fue corresponsal de una revista británica en la guerra civil española y, cubriendo la sangrienta toma de Málaga, fue detenido por las fuerzas franquistas, que lo condenaron a muerte, aunque finalmente fue canjeado por otro preso, la mujer del piloto Carlos Haya, que dio nombre al mayor hospital de Málaga. Koestler participó en la segunda guerra mundial, y como era extranjero fue detenido por las autoridades francesas, que lo enviaron a un campo de concentración, donde obtuvo la libertad condicional por intermediarios, embarcó a Argelia, pasó a Marruecos y acabó en Reino Unido, donde consiguió la nacionalidad y un día se topó con un maravilloso librito del pintor Fred Uhlman, al que escribió tras leerlo. Arthur Koestler y Cynthia Koestler se suicidaron en Londres en marzo de 1983, dos años antes de que muriese Fred Uhlman, también en Londres. Koestler tenía 77 años. Su mujer, Cynthia, 56. Llevaban 18 años casados.
Fred Uhlman también estuvo en España, un año antes de que detuvieran en Málaga a Koestler, y en España conoció a Diana, una inglesa que estaba de vacaciones y con la que se fue ese mismo año, 1936, a Inglaterra, aunque no sabía ni una palabra de inglés. Diana y él se casaron y Fred Uhlman se dedicó a la pintura. Había abandonado Alemania por la persecución nazi y en París no pudo trabajar como abogado, así que pintó para ganarse la vida. Obtuvo bastante reconocimiento como pintor. En Inglaterra fue enviado seis meses a un campo de concentración debido a que su origen alemán hacía sospechar que podría ser un espía. Se consideraba un pintor fracasado y escribió “Reencuentro”. La novela fue prologada por Arthur Koestler y obtuvo gran éxito de críticas y de ventas.
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